El gran número de parques infantiles que forman parte de la infraestructura de ciudades y pueblos hoy en día nos parece algo que damos completamente por sentado. El bienestar de los niños es primordial para casi todo el mundo, por lo que no es de extrañar que se creen lugares que les permitan jugar en condiciones cómodas y, sobre todo, seguras. Equipamiento homologado, materiales que minimizan el riesgo de lesiones y colores omnipresentes son características obvias de cualquier parque infantil. Pero, ¿ha sido siempre así y cuál es la historia de los parques infantiles?
Durante siglos, la gente ha procurado que el espacio que les rodea sea lo más acogedor posible. No es de extrañar, pues, que desde los primeros tiempos tanto las casas particulares como los jardines públicos se hayan organizado como lugares de entretenimiento y ocio. Al principio, sin embargo, a nadie se le ocurría que eran sólo para niños. La situación empezó a cambiar lentamente en el siglo XIX, cuando se hicieron esfuerzos por crear zonas de juego seguras para los más pequeños. Así, en Nuremberg se creó el primer parque infantil comunal en 1876. Si, por el contrario, consideramos los lugares documentados de este tipo, la historia del parque infantil debe remontarse a 1877 en Birmingham. Estados Unidos va unos 10 años por detrás de Europa, pues allí el primer parque infantil se inauguró en 1885 en Boston. Sin embargo, no hay certeza absoluta al respecto, ya que algunas fuentes datan el acontecimiento en 1887, situándolo en San Francisco.
En Polonia, en cambio, el primer Parque Jordan se inauguró en 1889. En él no sólo se instalaron los últimos equipos de juego, sino que también se trazaron callejones, se crearon campos de juego e incluso se plantaron unos 100.000 árboles y arbustos. Así, el lugar se convirtió probablemente en el primer parque del mundo creado pensando en los niños y los jóvenes.
Han pasado casi 150 años desde que se construyeron los primeros parques infantiles. Los parques infantiles actuales se parecen poco a sus predecesores, pero lo más importante es que provocan sonrisas en los rostros de los niños, tanto en el pasado como en la actualidad.