¿Qué impacto tiene la actividad física regular sobre la salud?

El vertiginoso ritmo de vida y una larga lista de responsabilidades a menudo nos impiden encontrar tiempo para la actividad física. Tras un largo día de trabajo y tareas domésticas, sólo soñamos con descansar por fin. Sin embargo, al menos deberíamos intentar reorganizar nuestro horario diario para poder hacer al menos 30 minutos de ejercicio al día, como recomienda la Organización Mundial de la Salud. Esto es muy importante, ya que el número de personas con sobrepeso y obesidad aumenta constantemente, lo que a su vez favorece otras enfermedades graves, como problemas de corazón, tensión arterial, hígado, riñones y espalda.

Además, la actividad física regular tiene un efecto muy positivo sobre nuestro cuerpo y nuestro bienestar. Nos permite mantener o aumentar nuestra forma física y mejora nuestro rendimiento, de modo que en el futuro podremos hacer ejercicio más intensamente y con menos fatiga. También contribuye de forma importante a nuestro funcionamiento diario. ¿Por qué? Correr hasta la parada del autobús cuando tenemos prisa por llegar al trabajo, o subir las escaleras cuando se estropea el ascensor en la oficina, no será un gran problema con una mejor forma física.

Durante el ejercicio, el cuerpo se oxigena y mejora el riego sanguíneo de los órganos principales, incluidos el cerebro y el corazón. Esto, a su vez, se asocia a una mejor concentración, así como a más energía. El esfuerzo físico también mejora la resistencia del cuerpo, reduce el estrés y fortalece los músculos que, entre otras cosas, estabilizan la columna vertebral y alivian su tensión. Sin olvidar la modelación de la figura de tus sueños y la posibilidad de perder el exceso de peso. Además, las personas que se mueven con regularidad tienen menos probabilidades de tener problemas para conciliar el sueño. La actividad física regular también puede ayudar a prevenir una serie de enfermedades, como la diabetes de tipo 2, las enfermedades cardiovasculares, la aterosclerosis y el desarrollo de hipertensión. También reduce el riesgo de desarrollar complicaciones tromboembólicas, que a veces pueden poner directamente en peligro la vida.

El movimiento también es alegría. Cuando haces ejercicio, se segregan endorfinas, conocidas popularmente como hormonas de la felicidad, que mejoran eficazmente tu estado de ánimo.

¿Cómo empezar?

Lo más importante es elegir un tipo de actividad que nos guste. De lo contrario, el ejercicio se asociará a una tarea desagradable, por lo que será muy difícil hacerlo con regularidad. Esta actividad puede ser muchas cosas: nadar, clases de fitness, asistir a un gimnasio al aire libre o tradicional, correr o incluso simplemente caminar. En esta época de grandes avances tecnológicos, es posible hacer ejercicio divirtiéndose al mismo tiempo. Esto es posible gracias a las videoconsolas, que ofrecen todo tipo de complementos basados en la realidad virtual o en sensores cinéticos. Hay muchos juegos deportivos interesantes e incluso juegos de baile entre los que elegir. Sea cual sea la opción que elijamos, es importante recordar ser sistemáticos y calentar, lo que nos preparará para el esfuerzo al tiempo que reduce el riesgo de lesiones.

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